viernes, 28 de noviembre de 2014

El nombre de la Rosa

En la película El nombre de la Rosa, tiene distintas vistas filosóficas que a veces es díficil objetar. Hay 3 ideas que hay que destacar: El nombre de la rosa es, uno de los mejores retratos de la Edad Media porque enseña la fe ciega contra la razón de los monjes. Puede que en algunos aspectos carezca de rigor histórico, pero la habilidad con la que aparecen representadas algunas de las ideas clave para comprender este periodo es inigualable. Con el teocentrismo medieval de fondo, y la crisis incipiente de una época que se termina, El nombre de la rosa es un vehículo excelente para adentrarnos en la comprensión de un periodo histórico al que no siempre se le presta la suficiente atención y que es de gran importancia.
La primera vista filosófica es la búsqueda inductiva de Guillermo de Baskerville de las pruebas, un ex inquisidor, dejo el santo oficio de la inquisición para empezar a buscar esas pruebas que lo conduzcan al asesino, es una recreación literaria de Guillermo de Ockham, uno de los filósofos más polémicos de su tiempo, y que tuvo problemas de diversa índole ante las autoridades de la iglesia, ya que fue excomulgado por el Papa Juan XXII, -aclaro que hasta el siglo XX no hubo un Papa llamado Juan, (Juan XXIII, 1958-1963)- por ejercer la libertad de pensamiento. Este personaje de la historia empieza a buscar sobre una nueva forma de pensamiento, que logrará su punto más alto en la modernidad: pensamiento que no se construye sobre la autoridad ni sobre la revelación sino sobre los argumentos racionales elaborados a partir de las pruebas obtenidas empíricamente (el caso del caballo Brunello es un vivo ejemplo, al inicio de la historia). Toda la ciencia moderna aparece prefigurada en Guillermo y su particular modo de investigar los asesinatos de la abadía. Tiempos de crisis, por tanto, los que aparecen en el relato: pensamientos que comienzan a superarse y otros que nacen lentamente, amenazados por los peligros más diversos. Crisis y choque que se deja notar en otro de los hilos argumentales de la historia: el enorme conflicto interno de la Iglesia Católica ante una orden naciente, los franciscanos, que cuestionan de un modo radical la vida opulenta y acomodada de las altas autoridades eclesiásticas: juicios, persecuciones y censuras a quienes no estén de acuerdo con la doctrina oficial, algo que, tanto en política como en religión ha sido, una constante histórica, esa pobreza de Jesús que tanto pelearon las órdenes mendicantes de la edad media, pero que hoy ya no exite. La incapacidad de soportar la crítica, de admitir que alguien piense distinto. La misma intolerancia que provocará que un libro pueda llegar a matar. Que por un libro se pueda llegar a matar. Un tercer momento, los obstáculos al libre pensamiento y el libre acceso a la cultura: ese para nosotros perdido libro de Aristóteles, quemado en las llamas de la ignorancia y el autoritarismo vacío, sin fundamento. ¿Acaso vivimos en tiempos muy alejados de las situaciones que describe la historia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario