Por María Zitzelsberger Rivas
Lo que el autor intenta
transmitir en el nombre de la rosa es el modo de vida del Medievo, las
preocupaciones de la gente, y concretamente de la Iglesia y todos sus
seguidores, puesto que era la que mandaba por aquel entonces. Abarca numerosos temas que nos explican cómo se
preocupaban por temas que hoy en día pasan desapercibidos o hasta qué punto
llegaban sus creencias, que no les permitía ver o concebir algo diferente.
Como
la historia transcurre en una abadía, el tema de “Dios” está siempre presente.
Además, en la época en la que transcurre la obra, es una época de plena
creencia en Dios, por aquel entonces nadie era ateo por lo que Dios era un tema
de actualidad. Es importante relacionar esto con el argumento ontológico de San
Anselmo y también con las cinco vías tomistas de Santo Tomás de Aquino. En cuanto a Santo Tomás de Aquino, sus cinco
vías demuestran que Dios es el creador de todas las cosas, es la causa primera,
es necesario, perfecto e inteligentísimo. En su primera vía parte de que en el
mundo hay cosas que se mueven. Ahora bien, todo lo que se mueve es movida por
otro. Luego es necesario recurrir a un primer motor inmóvil que mueva sin ser
movido, es decir, Dios. La segunda vía parte de que todo lo existente aparece
como efecto de una causa que lo ha producido y que es distinta de sí mismo, por
lo que es necesario una causa eficiente primera: Dios. El punto de partida de
la tercera vía es el análisis de los seres contingentes (seres que existen pero
podrían no existir): la incapacidad propia de estos seres para darse a sí
mismos la existencia exige un ser necesario, que no sólo existe, sino que no puede no existir y que es causa de todos los
demás: Dios. La cuarta vía se fundamenta en la idea de los diversos grados de
perfección que se observan en las criaturas. La existencia de perfecciones
desiguales y limitadas exige la existencia de un ser en el que estén realizadas
en grado máximo esas perfecciones: Dios. Y en la quinta vía, Santo Tomás toma
como dato de experiencia el orden del universo.
El orden del cosmos que se manifiesta incluso en los seres no inteligentes,
exige la existencia de una inteligencia ordenadora suprema. Además, Tomás
también hace una relación entre la fe y la razón, según lo cual argumenta que
la razón está basada en el discurso racional y la de está basada en la
revelación, pero que es imposible que exista una verdad filosófica y otra
teológica, la verdad es única aunque a ella se pueda acceder por dos caminos
distintos. A su conocimiento llegamos por medio de la revelación, pero también
podemos hacerlo mediante la razón, partiendo de las cosas creadas. Por lo que
concluye diciendo que no deben existir contradicciones entre la filosofía y la
teología.
corta-pega. directamente sacado de El rincón del vago. Te lo deberías currar un poquito más
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